Las campanas tañeron y el grito de “Aquí Cosquin” anuncia que hoy, es el día del canto. Todos los corazones de la Plaza empezaron a latir con su llamado y se puso en marcha, así, una nueva edición del Festival Mayor de Latinoamérica.
Con un cielo iluminado por los fuegos de artificio, la primera luna comenzó a brillar desde temprano con la magistral interpretación del Himno Nacional en las voces de Jairo y de Juan Fuentes: nos dijeron “Oid mortales”, aquí comienza la huella del canto que nos hermana.
Siguió “El Himno a Cosquín” y la excelente coreografía del Ballet Camin, y sus bailarines impecablemente vestidos, desplegaron su talento en el escenario Atahualpa Yupanqui.
El maestro de ceremonias, Don Claudio Juarez, con su poncho al hombro y los locutores Nathalie Allende y Pablo Bauhoffer, de punta en blanco, presentaron a cada uno de los artistas que se presentaron en esa primera noche: Jairo inició, deleitando a todos con su inconfundible voz los clásicos temas de su repertorio. Lo acompañaron Horacio Lavandera y la guitarra de Juan Falú.
Seguidamente fueron pasando a su turno, “Por Siempre Tucu”, quienes compartieron con sus “Confesiones” esas “Nostalgias Tucumanas” que tan bien saben interpretar. Yamila Cafrune hizo del “Atahualpa Yupanqui” su “Calle Angosta” para estrecharse con el cariño del público.
Dieron sus primeros pasos, en el escenario mayor y rumbo a la consagración, los ganadores del Pre-Cosquín, la pareja de baile Tradicional Sequeira-Schneider y el solista instrumental Agustín Sánchez.
Llegó el turno de Martín Paz, autor y compositor nacido en una cuna de profunda raíz folklórica, quien continúa el legado de su padre, Don Onofre Paz, fundador de Los Manseros Santiagueños y fue todo puro “Amor y Piel”.
Marcando su coronación definitiva, con una plaza colmada que lo ovacionó de pié, llegó Juan Fuentes, con su potente voz cautivó a los presentes. Cerró su presentación con “La Noche sin Ti”. La gente “no lo hizo sentir solo con su voz, no quiso perder su amor”, por eso una y otra vez pidieron que vuelva, para que quedaran rastros a seguir…
Al cierre llegó y se presentó, “Yo soy el lndio” Rojas, quien como si estuviera en el patio de su casa, a orillas del Pilcomayo, reafirmó “Yo soy del Monte” y armó una “Chacareriada” que puso a bailar a la gente, quien le agradeció el “Volver a verte”, sellando un “Eterno Amor”…
Así, como cada año, vinieron del sur y del norte, de Cuyo y del Litoral; cada vez que Cosquín los llama, a ver el milagro…
Para mas informacion; https://aquicosquin.com.ar/