Después de dos años, el aliento a soledad, parecía de a poco apoderarse de los amantes del 2x4. La pandemia dejó un desengaño, como aquel de la noche que Malena se marchó; ya solo quedaban nostalgias en aquellos que en julio de cada año visitaban La Falda para disfrutar de la música ciudadana. Pero aquello no sería un fin de fiesta; siempre se dijo ya vendrán tiempos mejores, y así fue que un día volvió, que hubo algo más en ese después del paredón…volvieron los pájaros perdidos e hicieron nido en el pelo de la noche faldense.
El mayor festival de tango del país, reescribió con tinta roja una página gloriosa sobre el gris del ayer… Silvio Soldan y Carmen Barbieri, no fueron como dos extraños, y dieron la lección que uno aprendió, cuando presentaron en las noches de gala a cada artista. El escenario mayor de un colmado auditorio Carlos Gardel brilló con figuras de la talla de Raúl Lavié, Susana Rinaldi, Osvaldo Piro, Ana Fontán, María José Demare entre otros .
Deslumbraron al público fiel que llegó desde distintas partes del país a disfrutar las melodías de arrabal. Los Consagrados, pero también los nuevos valores pusieron un marco inigualable a la edición número 38 del festival nacional del tango, que tuvo un cierre a pura milonga sentimental.
Asi, quedó atrás la tarde gris, el color cielo del tango volvió a las sierras. Ya, mano a mano hemos quedado con todos aquellos que disfrutaron de un espectáculo inolvidable y podremos decir, entonces, que los recuerdos no nos hicieron mal… y que al volver, el tango a La Falda, cada día se canta mejor…
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