Hoy emprendimos un viaje cargado de historia y paisajes inolvidables por el legendario Camino Real al Alto Perú, la ruta que en tiempos coloniales conectaba el norte del Virreinato del Río de la Plata. Este recorrido, que conserva una riqueza patrimonial impresionante, nos llevó por antiguas postas, pueblos con encanto e historias que aún resuenan en cada rincón.
Nuestro día comenzó bien temprano, partiendo desde Valle Hermoso rumbo a Villa Totoral, donde nos esperaba nuestro amigo Diego, de Conexión Centro, para iniciar esta travesía histórica.
San Francisco del Chañar: la gran iglesia del norte cordobés
La primera parada fue en San Francisco del Chañar, al norte de Córdoba. Allí visitamos la Iglesia del Norte, considerada la más grande del norte cordobés. Su imponente arquitectura y su historia marcan el inicio perfecto para un viaje por la memoria del interior.
Las Piedritas: historia viva en la primera posta
Continuamos rumbo a la primera posta del Camino Real: “Las Piedritas”, donde fuimos recibidos con mucha amabilidad por Rafael, quien nos compartió datos apasionantes sobre este sitio:
“Aquí fue aprisionado el ex Virrey Santiago de Liniers, entre el 7 y 8 de agosto de 1810, cuando huía hacia el Alto Perú.
Décadas más tarde, este lugar fue ocupado por tropas cordobesas al mando de Sixto Casanovas, durante la invasión del general Aráoz de Lamadrid. También aquí fueron capturados personajes como el Obispo Rodrigo Antonio de Orellana y el gobernador Juan Gutiérrez de la Concha.”
San Francisco Viejo y el recuerdo de Pancho Ramírez
La segunda posta fue San Francisco Viejo, donde encontramos un monumento en homenaje a Pancho Ramírez, líder federal, y conocimos un poco más sobre su figura dentro del contexto de las guerras civiles argentinas.
El Carrizal y San Pedro Norte: entre lo inaccesible y lo imponente
Aunque no pudimos ingresar a la Estancia El Carrizal por estar cerrada, seguimos rumbo a San Pedro Norte, donde nos sorprendió la iglesia del pueblo, destacada por su arquitectura bien conservada y el entorno natural que la rodea.
San Pedro Viejo: entre lo privado y lo sagrado
Nuestra siguiente parada fue la posta de San Pedro Viejo. Aunque es una estancia privada y no pudimos recorrerla por dentro, pudimos admirar desde el exterior la iglesia ubicada dentro del predio, un espacio que respira historia.¿
Santa Cruz: el cierre perfecto con el último maestro de postas
Nuestra última visita fue la Posta Santa Cruz, donde nos recibió Eduardo, el último maestro de postas, con una calidez inolvidable.
Nos guió por la estancia y pudimos ver objetos originales de la época: camas antiguas, plumas con tinta, una herrería y los antiguos espacios destinados a los caballos. Una auténtica ventana al pasado.
Un viaje para volver a las raíces
Después de esta última parada, emprendimos el regreso a Villa Totoral, con el corazón lleno de anécdotas, paisajes únicos y un profundo respeto por la historia que aún vive en cada tramo del Camino Real.