Río seco de tala. Eso significa Talampaya en el idioma de los pueblos originarios de la región. Es un caudal desecado porque la aridez del lugar genera esa sequedad en los ríos. Y es de tala porque es uno de los árboles más comunes en La Rioja.
Pero, más allá de su significado literal, la verdadera definición del Parque Nacional Talampaya solo se obtiene adentrándose en el corazón de sus paredes rojas, sus formas caprichosas y la magia que esconde su cielo. Así de especial es este área en donde la naturaleza es protagonista por sus adaptaciones para vivir en un ambiente desértico. Porque entre los colorados que captan la retina también se alzan verdes de árboles que respiran el oxígeno que regala el espacio. Y todo está pensado casualmente para que el turista absorba la energía ancestral, se conecte con culturas prehistóricas y disfrute de una obra de arte sin precedentes.
Por todos estos motivos - y varios más - no sorprende que el parque sea considerado una de las siete maravillas naturales del país celeste y blanco. Cumple con todos los requisitos necesarios para entrar en el ranking: espectacularidad escenográfica, originalidad geológica, relevancia, biodiversidad, sustentabilidad, accesibilidad y potencialidad. Todas palabras que van de la mano con la esencia de este imperdible local. En el 2019 se ganó su lugar entre otros gigantes como la Selva Misionera (Misiones), el Río Mina Clavero (Córdoba), las Salinas Grandes (Jujuy y Salta), Bañado de la Estrella (Formosa), el Parque Nacional Nahuel Huapi (Río Negro) y el Glaciar Perito Moreno (Santa Cruz).
Estos son algunos de los motivos que justifican la mención especial entre el sinfín de naturaleza que regala Argentina:
1) Porque es tierra de dinosaurios y reliquias paleontológicas
Los paredones colorados de Talampaya guardan entre sus grietas las más antiguas historias. Esas que se remontan a la Era Mesozoica y a los gigantes que habitaron hace 180 millones de años. Porque caminar por la tierra de uno de los parques más emocionantes de Argentina es sinónimo de compartir huella con dinosaurios. Así de antiguo es este tesoro nacional, y de ahí su fuerte impronta patrimonial: el título de joya paleontológica le queda corto a un sitio que esconde restos arqueológicos de hace 225 millones de años. Los fósiles son de relevancia mundial y, de hecho, uno de los hallazgos más importantes involucra a uno de los primeros arcosaurios que habitó la tierra: el Lagosuchus talampayensis. Un recorrido imperdible para los aficionados de los vestigios de historia antigua. El verdadero paraíso de los geólogos, científicos y estudiosos de la temática.
2) Porque sus tonalidades rojizas son un espectáculo visual único
Cámara en mano. Esa es la regla número uno si la brújula señala la provincia de La Rioja y específicamente al Parque Nacional Talampaya. Porque si hay algo que abunda en esta superficie rocosa son oportunidades fotográficas: sus intensos rojos decoran el escenario y lo convierten en un universo paralelo dentro de la tierra. El rojizo se filtra entre formas curiosas y paredones de hasta 150 metros de altura, resultando en un espectáculo maravilloso.
3) Por sus increíbles formas geológicas esculpidas por el viento
Ráfagas que, con el correr de los años, erosionaron estructuras rocosas y las dotaron de las más llamativas apariencias. El agua también hizo lo suyo en la ecuación: un trabajo en equipo para crear esculturas naturales. Entre muros cobrizos que combinan con el celeste del cielo se alzan figuras geológicas que captan la atención del visitante de turno. Las más populares de la zona son El Monje y el Rey Mago, destacando en el medio del desierto rojo más imponente de Argentina.
4) Porque fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO
Algo valioso para la humanidad. Un componente cultural y natural que lo hace único. Así son los reconocimientos que realiza la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Cuidadosamente selecciona aquellas obras de la naturaleza que aportan un valor extra al mundo. Y los honores del reconocimiento le llegaron a Talampaya en el 2000. Porque en ese año la UNESCO lo declaró Patrimonio de la Humanidad y terminó de sellar lo que era de público conocimiento: el Parque Nacional Talampaya es un fenómeno digno de registro, visita y admiración.
5) Porque puede conocerse de noche y bajo la luna
¿Una experiencia bajo las estrellas? ¿Acampar en tierras históricas bajo la luna? Todo eso es posible en el Parque Nacional Talampaya. El camping a disposición cuenta con servicios de duchas, energía eléctrica, asadores y proveeduría. Todo lo que se necesita para disfrutar de una velada en donde el cielo estrellado es el personaje principal del cuento, el que guía la noche y determina los encantos que giran en torno a eso. La experiencia se tiñe de una mística excepcional con un silencio que marca el ritmo de la naturaleza en la zona: calma, para apreciar lo que rodea y asegurarse de guardar el recuerdo bajo llave. Y la luz de la luna como el faro que ilumina y refleja las sombras en la tierra colorada.
6) Porque habilita un recorrido mágico en dos ruedas
Además de caminarlo y llenarse las zapatillas de tierra roja, el itinerario de Talampaya también contempla la opción aventurera para quienes quieran vivir la experiencia desde otro lado. En este caso, en dos ruedas: las bicicletas son más que bienvenidas en las inmediaciones del lugar y son muchos los que eligen usarlas para transportarse con guía turístico de por medio. Las murallas anaranjadas se encienden, la adrenalina se apropia del cuerpo y el pedaleo en pleno paisaje lunar se vuelve una actividad que se realiza casi por inercia.
7) Por el arte rupestre que aloja en su interior
Un viaje a través del tiempo. Así es todo Talampaya. Y la séptima razón solo reafirma la premisa. Porque la cultura prehistórica se hace presente con un lenguaje diferente que se inmortalizó en las cientos de piedras que forman parte del parque. Los petroglifos están en paredones, rocas y aleros del lugar y hacen al arte rupestre que le termina de dar valor a la zona (siendo uno de los yacimientos más importantes en todo el país). Formas y dibujos grabados dan cuenta de la presencia de civilizaciones antiguas que habitaron en el lugar y la lectura de cada uno de esos mensajes revela detalles de formas de vida, hábitos y tradiciones que perduran con el tiempo.